RICARDO FLECHA (1958-2023). DIEZ OBRAS FUNDAMENTALES

Con información de José Ángel Rivera de las Heras y Jesús Abades (22/10/2023)


 

La enfermedad se llevó antes de tiempo al mejor exponente de la "imaginería experimental". Un artista zamorano que también cultivó su faceta de investigador sobre talla y policromía en el campo de la escultura religiosa, publicando ocasionalmente algunos trabajos y dictando conferencias. En La Hornacina publicamos varias de sus obras. Este reportaje es un tributo a su memoria y un reconocimiento a su legado creativo.

 

 
 

Cristo en brazos de la Muerte
Foto: Javier Baladrón


Presentado en La Hornacina el 13 de marzo de 2011, fue sin duda un trabajo atrevido, trasgresor y muy innovador dentro de su género. Podría definirse como una versión macabra de la iconografía de Cristo muerto sostenido por dos ángeles, siendo reemplazadas las figuras angélicas por una estilizada representación de la Muerte levitando, encapuchada y sin rostro. El aspecto más siniestro de la parca se manifiesta en sus monstruosas manos, para lo cual Flecha dejó el material apenas sin refinar, en casi toda su dureza. Cristo, desnudo, muestra dolor y desamparo en su expresión, algo ilusorio al igual que todo el simulacro, pues el triunfo efímero de la muerte se verá truncado con la Resurrección a la vida eterna según los postulados del cristianismo, extensibles también a otras religiones. Fue realizada por la inauguración del Centro Cultural San Vicente Ferrer y la apertura del Centro de Interpretación Huellas de Pasión, en Medina del Campo (Valladolid)

 
 
 
 
 
 

Cenotafio de fray Munio de Zamora
Foto: Javier García Martín


En la mayoría de sus obras combinó los diversos tipos de madera con otros materiales alternativos, como los metálicos (zinc, hierro, bronce, plomo, latón) y los sintéticos (resinas de poliéster y de polietileno). Sus acabados se caracterizaron por la utilización de ceras, anilinas y pátinas a base de óxidos metálicos, pero sin renunciar a la policromía tradicional. Esta obra de 1989 es una recreación ficticia de los sepulcros medievales y renacentistas, y en ella Flecha experimentó notablemente con gran cantidad de materiales: maderas de haya, negrillo y pino norte, y metalistería de hierro, latón, bronce, plomo, zinc, así como mármol, pizarra, cuero, emulsiones fotográficas, óxidos metálicos y resina de poliéster.

 
 
 
 
 
 

Piedad
Foto: Patricia Ferrero


La Piedad de Flecha, que habitualmente recibe culto en el templo de San Claudio (León), sigue el esquema compositivo de la de Juan de Ávalos (quien a su vez se inspiró en Victorio Macho y Julio Antonio) para la basílica del Valle de los Caídos, así como su fuerte realismo y su carácter figurativo, pero resulta más dramática y austera, acentuando el artista zamorano el gesto desolado de María y el desgarro cadavérico del cuerpo de Cristo. Y es que Flecha solía decantarse por las formas rudas, descarnadas, sarmentosas y retorcidas hasta el paroxismo, así como por unas policromías poco convencionales; ambos procedimientos con el fin de provocar en el espectador un fuerte impacto estético. La maqueta original de la Piedad, que estaba en manos privadas, pudo ser recuperada de nuevo por Flecha, quien la cedió a la exposición itinerante The Mystery Man, una muestra que es un recorrido a través del arte, la arqueología y la ciencia sobre la Síndone.

 
 
 
 
 
 

Ecce Homo
Foto: Javier García Martín


La expresividad de esta imagen de Ecce Homo o Jesús Preso trasluce los aspectos más patéticos de la pasión de Cristo. Aparece levemente girado, para trasmitir cierta idea de movimiento, con la cabeza y los ojos mirando hacia arriba con angustia evidente; la cabeza y el torso muestran, los signos de la tortura recibida, que junto a una representación anatómica casi esquelética aumentan la sensación de dolor extremo. La argolla al cuello, la cadena y el tratamiento de la vestidura culminan la transmisión al espectador de una situación personal extrema y agónica. Fuente: www.semanasantamedina.es

 
 
 
 
 
 

San Julián
Foto: Javier García Martín


En este caso, la obra fue tallada en un tronco de castaño alistano y representa al santo portando a sus espaldas a un leproso al que ayudó a cruzar el río Esla. Así lo señalan diversos manuscritos de los siglos XVII al XIX, que afirman que San Julián se instaló junto a la ribera del río Esla en Zamora y se dedicó a las obras caritativas con los transeúntes hasta su muerte.

 
 
 
 
 
 

Crucificado
Foto: Javier García Martín


Flecha siempre trabajó en el campo figurativo, dedicándose sobre todo a la temática religiosa, pero interpretada de modo peculiar. Su finalidad fue manifestar aparentemente los efectos dramáticos o patéticos del tema representado para alcanzar la sensibilidad del espectador y obligarle a la reflexión interior sobre aquello que contempla. Es en este ámbito, caracterizado por un cierto "expresionismo delirante", donde el artista se encuentra más satisfecho. Trató en varias ocasiones la iconografía de Cristo crucificado, reinterpretando modelos románicos y góticos o, como en este caso, fusionando el bulto redondo y el relieve en una composición de ecos manieristas que combina la madera y el hierro con pátinas de óleos y óxidos.

 
 
 
 
 
 

San Sebastián
Foto: Javier García Martín


Aunque a veces se plegó a los deseos y criterios impositivos de los comitentes, tendentes al naturalismo o al esteticismo, la mayor parte de su producción traspasa los cánones tradicionales y respira una comprometida innovación en lo conceptual, lo compositivo y los materiales empleados, con los que exploró y experimentó constantemente desde sus comienzos. Es el caso de esta figura, de tamaño superior al natural como muchas otras, con el mártir desplomado e inconsciente tras ser atravesado por las flechas. Flecha usó madera de tilo, arpillera, resinas sintéticas, zinc y estuco sintético en su ejecución.

 
 
 
 
 
 

Barandales
Foto: Dilys Anne Kevan


El barandales es el personaje que abre la marcha de las procesiones de la Semana Santa zamorana. Suele vestir los ropajes que corresponden a la cofradía que representa en cada momento, pues, aunque siempre en la misma persona, la diferencia está en la representación que ostenta. Tiene origen en el siglo XVI, que ya actuaba para avisar de la llegada de las procesiones. Esta versión en bronce es una escultura monumental que se colocó junto al Museo de Semana Santa de Zamora en 1994. Muy interesante es también otra en madera y metal que se conserva en la Fundación FUNDOS.

 
 
 
 
 
 

Monumento al Condado de Benavente


Realizado en conmemoración del VI centenario del Condado de Benavente en el año 2002. Es una alegoría alusiva a la historia de dicho territorio, fundado en 1397 por el caballero portugués don Joâo Afonso Pimentel, y a al lema de su linaje: "Más Vale Volando", de ahí que la creación de Ricardo Flecha represente a un guerrero medieval provisto de unas grandes alas, con las que simula querer elevar el vuelo. En el pedestal del monumento aparecen unas veneras y unas franjas que aluden al emblema heráldico o escudo de armas de la familia nobiliaria de los Pimentel.

 
 
 
 
 
 

Santa María Reina
Foto: Óscar García Rodríguez


La última obra de Ricardo Flecha, presentada en La Hornacina el 24 de agosto de 2023, fue tallada para ser la nueva patrona de Peñaranda de Bracamonte (Salamanca). El artista modeló en escayola un pequeño boceto de la escultura, que no pudo llevar a la madera por su delicado estado de salud. Fue Suso Dorrego el encargado del proceso de talla, interpretando con bastante fidelidad la idea que tenía Flecha de una pieza del siglo XXI que reflejase la realeza y la humildad de la Virgen. Obra sobria y de austeros ropajes, cuyo único aditamento de riqueza es la corona que ciñe su cabeza y le da título. Unos meses antes, del 7 al 23 de julio de 2023, se celebró una exposición retrospectiva sobre el artista en la antigua iglesia zamorana de la Encarnación, promovida por la Asociación para el Estudio y Promoción de la Capa Alistana, de la que Flecha era presidente.

 

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