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manos

En agua de colonia
bañaba a su marrano doña Antonia
con un empeño tal, que daba en terco;
pero, a pesar de afán tan obstinado,
no consiguió jamás verle aseado,
y el marrano en cuestión siempre fue puerco.

Es luchar contra el sino
con que vienen al mundo ciertas gentes,
querer hacerlas pulcras y decentes:
el que nace lechón, muere cochino.

Miguel Agustín Príncipe (1811-1863)

«Fábulas en verso castellano y en variedad de metros» (Para descargarlo de Archive.org, en pdf)

Foto vía Pinterest: ¿alguien sabe quién es este magnífico fotógrafo?