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NARCISO A L O N S O CORTS
C. DE L A S R E A L E S ACADEMIAS
ESPAOLA,
DE LA HISTORIA
Y DE B E L L A S A R T E S DE S A N FERNANDO
LA MUERTE
DEL
CONDE DE VILLAMEDIANA
VALLADOLIO
IMPREITA DEL C0LE6IO SAMTU60
1928
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LA MUERTE
DEL
CONDE DE VILLAMEDIANA
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NARCISO ALONSO CORTES
C. DE L A S R E A L E S ACADEMIAS
ESPAOLA,
DE LA HISTORIA
Y DE B E L L A S A R T E S DE S A N FERNANDO
LA MUERTE
DEL
CONDE DE VILLAMEDIANA
VALLADOLID
IMPRENTA DEL COLEGIO SANTIAGO
1928
LA MUERTE
DEL CONDE DE VILLAMEDIANA
fu dilatando el morir
por verlas antes nacer,
las Gracias de Venus son,
aunque dice quien las ve
que las Gracias solamente
las igualan en ser tres.
Flores que dio Portugal,
la menos bella un clavel,
dudoso a cul ms le deba,
al mbar o al rosicler.
La que no es perla en el nombre,
en el esplendor lo es,
y concha suya la misma
que cuna de Venus fu.
Luceros ya de Palacio,
Ninfas son de Aranjuez,
Napeas de sus cristales,
Dradas de su vergel.
Tirano Amor de seis soles,
suave cuanto cruel,
si mata a lo castellano
derrite a lo portugus.
Francelisa es quien abrevia
los rayos de todos seis;
s que fulmina con ellos,
cmo los vibra no s.
En un favor homicida
envaina un dulce desdn;
sus filos, atrocidad,
y su guarnicin, merced.
Forastero, a quien conduce
cuanto aplauso pudo hacer
a los aos de Fileno
Belisa, lilio francs:
de los tres dardos te excusa,
y, si puedes, ms de aquel
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En un tordillo fogoso
de africana yegua parto,
que de alba espuma salpica
el pretal, el pecho y brazos;
que desdeoso la tierra
hiere a comps con los cascos;
que una purprea gualdrapa
con primorosos recamos,
de felpa y ante la silla,
en el testero un penacho,
la cabezada y rendaje
de oro y seda roja, y lazos
en el codn y en las crines
soberbio ostenta y ufano;
a combatir con el toro
sale aquel seor gallardo.
Viste una capa y ropilla
de terciopelo ms blanco
que la nieve, de oro y perlas
trencillas y pasamanos;
las cuchilladas, aforros,
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Y ashorror!ocurri la muerte:
Uno el coche refren,
y otro, asaltando el estribo,
con acento claro y vivo
por el conde pregunt:
Yo soy,don Juan respondi,
sin recelar un acecho;
y una vez que satisfecho
qued el bravo a tal respuesta,
disparle una ballesta
que le rompi todo el pecho.
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(1) Don Juan de Tassis y Acua, doa Mara de Peralta y doa Ca-
silda de Muatones, tomaron, en efecto, la capilla mayor del convento
de San Agustn con las condiciones de ser patrones de dicha capilla
mayor y convento, poner armas, bveda, nichos, y todo lo dems, y
obligndose el convento a enterrarlos y recibirlos la primer entrada
con el Te Deum laudamus y dems ceremonias de Patrones, darles
velas el Prior o el que estuviere por mayor da de la Purificacin, y
visitarlos las Pascuas en sus casas si vivieren en Valladolid en las
cuatro con la de Reyes, y el da de ao nuevo, y guardarles misas re-
zadas todos los das y a la hora que la pidiesen, como consta de la
escritura de Patronato otorgada entre este convento y dichos seores
ante Juan de Santillana, escribano de Valladolid, en 25 de enero
de 1606. (Archivo del Convento de Agustinos Filipinos de Valladolid;
Libro de Becerro, pg. 391.)
(2) En el citado expediente de la orden de Santiago, se lee: Genea-
loga de don Juan de Tassis y Peralta, a quien su Md. a echo merced
del hauito de santiago, es natural desta corte porque naci en lisboa
estando su magd, en el ao de 82 y sali de all de tres meses.
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y veris de su privanza
los bienes de que nos privan.
En el pblico teatro,
entre comedias fingidas,
quisiste representar
mis verdaderas desdichas.
En forma parecida a Tallemanf des Raux refiere
Pinheiro el desenlace de este malhadado lance.
Aquella misma tardeescribeun tal don Fran-
cisco, caballero de Malta, amigo de donjun, fuese
para el Duque, que andaba por el Prado, y tomn-
dole aparte, le dijo: Don Juan de Tarsis es mi amigo,
y yo suyo. Pidime le dijese a V. E . que si se alaba
de haber visto el faldelln y buenos bajos de la Mar-
quesa, que l en aquella misma tarde la haba acom-
paado y regalado muy a su gusto; por seas que
llevaba unas medias de ncar, ligas pajizas y listo-
nes verdes; y que como es deuda V. E . la deja por
su cuenta, y que a cuantas halle a tantas har lo
mismo, aunque sean tan desvergonzadas como ella
es. Con esto fuese el don Francisco con don Juan
a Flandes por la posta, recogiendo ste sus mejores
joyas y vendiendo las dems que tena. E l domingo
siguiente sali la Marquesa al Prado, llevando an
seales de las heridas con que alcanzara aquella
victoria; iba a ver el campo de Troya, y el marido a
caballo enamorndola. Decan las gentes que de
nada se haba apercibido el Marqus, mas de all a
poco s mujer enferm y muri muy spitamente
con ciertas manchas y cicatrices en el cuerpo, por
las que se entendi que el Marqus haba procurado
sanar de las que su propia honra y reputacin reci-
biera. Fu, sin embargo, falso testimonio que le
levantaron, y agora poco supe que a su mujer no la
hizo nada el Marqus, y que ambos estn viviendo
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A la vista de Madrid,
ya que no podis entrar,
lo que tenis que llorar,
quejosa Musa, decid...
Este verde bosque ameno
no lo es ya, porque mis penas
mezclaron con sus arenas
de mis ansias el veneno;
cuyas plantas infinitas
para m llevan congojas,
trocando sus verdes hojas
en esperanzas marchitas.
Estas amorosas vides,
cuyos intrincados lazos
no desdean por abrazos
el rbol sacro de Alcides,
como mi pasin es tanta,
en sus desengaos crudos
son ms peligrosos nudos
que me aprietan la garganta.
Diln, diln!
Que pasa la procesin!
No ser sin gran concierto,
viendo hurtar tan excesivo,
remedie Felipe el vivo
lo que no remedi el muerto.
(1) Historia de Don Felipe lili, Rey de las Espaas, pg. 113.
(2) Biblioteca Nacional. Seccin de Manuscritos. Ms. 2513.
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Seor.
Seor
de Pontfice la tiara,
pues desterr al Padre Lara
dicindole que por qu.
Mil aos ha que perdi
a Espaa el torpe Rodrigo,
y hoy Farias su enemigo
segunda vez la vendi.
En el cabildo se dio
la batalla con afn.
Treinta a treinta se lo han
donde venci la injusticia,
vuelta en Cava la codicia
y el Conde en Don Julin.
(1) E l arreglo que en esta dcima, como rplica, hizo un autor an-
n i m o - s i n fundamento se atribuye a Lope de Vega, trata de demos-
trar, en mi entender, que ni esa ni otra causa oculta origin la muerte,
sino solamante un castigo justo por los desafueros del conde. Dice as:
Intenciones de Madrid,
no busquis quin mat al Conde;
pues su muerte no se esconde,
con discurso discurrid;
que hay quien mate sin ser C i d
al insolente Lozano,
. discurso fu chabacano
y mentira haber fingido
que el matador fu Bellido
siendo impulso soberano.
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EN PRENSA
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