Historia de las ciencias naturales en Tabasco, México.

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LA REAL EXPEDICIÓN BOTÁNICA DE 1787-1803.

 

     Esta expedición novohispana, considerada como una de las grandes proezas científicas desarrolladas por España en su territorio de ultramar, tiene como figuras centrales al médico español Martín Sessé y Lacasta y al médico mexicano José Mariano Mociño. Éste último, incorporado a la expedición con posterioridad a los trabajos desempeñados en el centro del país, fue un eficiente colector de plantas en el territorio de Tabasco, hacia los últimos meses de 1794, como consta en algunos documentos que hoy resguardan el Archivo General de la Nación, el Archivo del Jardín Botánico de Madrid y el de la Real Academia de Medicina de Madrid. Asimismo, muchos de los numerosos ejemplares de herbario que se conservan en distintas instituciones del mundo como son los jardines botánicos de Madrid, Kiev, México, etc., llevan etiquetas que refieren sitios de Tabasco, que McVaugh (1969, 1977), ha reconocido como indiscutiblemente de esa zona. Uno de ellos se refiere al término Ahualulco, y posiblemente otros como Chilapa y  Tepetitán.

     Martín de Sesé y Lacasta estudió medicina en la Universidad de Zaragoza, España, pasando a la entonces Nueva España a ejercer y dirigir el Hospital del Amor de Dios. Durante un viaje a la isla de Cuba, dirige una carta a Casimiro Gómez Ortega, del Real Jardín Botánico de Madrid, para pedir su apoyo en la creación de un jardín botánico y una cátedra de esa disciplina, en la ciudad de México. Asimismo, conocedor del trabajo botánico del protomédico español, Francisco Hernández, que entre 1570 y 1577 había sido enviado a la Nueva España por el rey Felipe II, para estudiar y colectar plantas nativas, Sessé pretendía realizar también una expedición parecida a la realizada por Hipólito Ruiz, Joseph Pavón y Joseph Dombey, en Perú y Chile, entre 1777 y 1788, de quienes probablemente haya conocido su trabajo.

     En marzo de 1787, por trámites de Gómez Ortega, el rey Carlos III expide una cédula real que establece en forma definitiva la expedición; quedando Sessé como jefe de la expedición y director del jardín botánico, Vicente Cervantes como catedrático de botánica, Juan del Castillo y José Longinos como colectores de plantas (aunque el último se encargó principalmente de la colecta de animales), Jaime Senseve como profesor farmacéutico, y los jovenes Juan de Dios Vicente de la Cerda y Atanasio Echeverría y Godoy como dibujantes. 

     Tanto la expedición como la cátedra de botánica tuvieron un gran éxito en la ciudad de México, asistiendo a la última renombrados personajes, como José María Maldonado, José Mariano Mociño, Miguel Bustamante, Dionisio Larreátegui, y varios más. De entre todos ellos, logra destacar el médico Mociño, quien por entonces ya poseía una amplia cultura general y científica, pues además de conocer el latín perfectamente, hablaba otros idiomas y era un esforzado estudioso de la historia natural del país, además de ser reconocido por su constancia, interés y facilidad para escribir.

     Mociño se une a los trabajos de la expedición en 1790, sin salario alguno,, hasta que a la muerte de Castillo en julio de 1793, recibe un nombramiento y se le asigna un pago semejante al del fallecido.

     Sin ninguna exageración se puede decir que un recuento total de las actividades de esta famosa expedición, llevan a la conclusión de que fue José Mariano Mociño, nacido en 1757 en Temascaltepec, Estado de México, quien tiene la honra haber alcanzado un nivel igual o mayor que el del director de la expedición, pues fue quien mayor trabajo realizó en la colecta, herborización y estudio de las plantas de la entonces Nueva España, sin contar que fue también quien hizo un mayor recorrido geográfico, abarcando desde Nootkia, en Canadá, hasta Nicaragua. En los últimos meses de 1794 estuvo colectando plantas en el territorio tabasqueño, aunque desafortunadamente ésta es una de las etapas menos conocida de su largo viaje, quedando como prueba de ello sólo las notas y nombres de las localidades visitadas en el estado.

     En marzo de 1803 Sessé y Mociño se trasladan a España, pasando antes el primero a Cuba, con el cuantioso material colectado, los manuscritos y más de 1400 ilustraciones hechas por Cerda y Echeverría. Su objetivo era publicar una obra completa con toda esa información, lo cual se ve truncado ante la grave situación política que vivía España , que habría de ver invadido su territorio por fuerzas francesas.

     Años después de un largo peregrinar por Europa, transportando con él las valiosas ilustraciones, y ya fallecido Sessé, Mociño decide dejar esos materiales en resguardo provisional, con el afamado botánico suizo Auguste Pyramo de Candolle, con quien entabla una fuerte amistad desde el encuentro que ambos tuvieran y que es narrada por Ferrer del Río de la siguiente manera:

"Sin darse a conocer (Mociño) frecuentaba la cátedra del famoso botánico De Candolle, quien cierto día tuvo ocasión de hacer un grande elogio de Mociño, bien ajeno de tenerle de oyente. Un compatriota suyo se lo dijo, y De Candolle rindióle el más lisonjero homenaje, le abrazó con grande efusión y le obligó a sentarse en su cátedra para que explicara el asunto a cuyo propósito  citó su nombre. Las circunstancias se enternecieron, y Mociño lloraba también, sin poder articular una frase."

     Ya muy enfermo (y con las ilustraciones en su poder), regresa Mociño a España, por la ruta de Barcelona, donde fallece en casa del Lic. Jacobo de Villaurrutia el año de 1819. Desde entonces, las importantes láminas que habían atravesado una serie de avatares, se extraviaron para la ciencia, hasta que recientemente, se descubrieron en una colección privada que fue adquirida por una importante institución estadounidense, en la cual se encuentran depositadas hoy en día. Es tarea pendiente, para los historiadores de las ciencias tabasqueñas, dilucidar la parte que corresponde a las plantas de Tabasco, tanto en los ejemplares de herbario, como en las publicaciones e ilustraciones que se han conservado de esta inmortal expedición científica.  

 

José Mariano Mociño

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